viernes, 2 de agosto de 2013

Pequeño tratado de las lecciones de la vida

Pretendemos enfrentar la realidad con planes y recuerdos, recuerdos que ni siquiera son el espejismo de lo que representan. Cómo enfrentar a un dragón con una espada de madera.

Servimos al futuro con recalentados del pasado, teniendo frente a nosotros el banquete de lo presente. El espacio en que vivimos cambia a cada momento, y nosotros con él. Como caballo bronco se nos puede escapar, pero no es mas que nuestros miedos ahuyentándolo. 

Con aprehender nuestro momento celebraremos el pasado y recibiremos el futuro. 

Sólo el abono nutre a la mas bella flor y el mas fuerte árbol, y qué es el abono sino el desecho trabajado para convertirlo en alimento. Mientras no tomemos lo que queremos ignorar, lo saquemos y lo convirtamos en algo más que solo desperdicios, se seguirá acumulando, volviéndose tóxico por el simple hecho de querer .

No les cuento una historia pues los consejos no son metáforas.

Si no decides por tu vida, la vida decidirá por ti, y sí dicen que es la mejor escuela es porque para bien o para mal sus lecciones jamás se olvidan. Un buen maestro repite la lección para que todos la entiendan, y si decides ignorarla, la vida no responde a la ética de los hombres, y sus reglazos duelen más que los de la maestra Canuta.

Bien dijo Einstein que la estupidez humana es infinita, y para estar loco hay que hacer lo mismo esperando resultados diferentes.

Sí no haces limonada, o por lo menos vendes o regalas los limones, lo único que tendrás sera una pila de desechos, un nido de plagas y un fuerte aromatizante para toda tu casa.

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