Al poco tiempo el tigre volvió a enfurecerse pues la promesas no se habían cumplido, seguía sufriendo a pesar de estar escrito que ya no sería así. Pero el nuevo lider fue mas listo, peleó con un tigre cansado, lo persiguió en el norte, le puso una trampa en el sur, así cayeron el centauro y el caudillo. Lucharon toda su vida por el bien de la gente, aquella que sostiene al país, los pies y manos que hacen que se mueva y le dan alimento.
Pero los que están en el centro no recuerdan a los extremos, el que esta hasta arriba nunca voltea hacia abajo. Los de abajo deben de hacerse notar, y si llegan arriba, siempre recordar que es lo que defendían al subir. Pero nadie lo ha hecho y por eso todo por lo que se peleaba 100 años antes se han ido olvidando y perdiendo. Poco es lo que se ha logrado pues poca gente llega alto sin olvidar los ideales de la gente o sin que alguien más, perdido y sin escrúpulos, lo vea como amenaza y haga lo necesario para lograr sus intereses personales egoístas.
El tigre esta distraído, ocupado con juguetes y sobras de comida que le avientan. La cabeza del país puede cambiar pero sus intereses siguen siendo los mismos, personales y egoístas. Con el tigre dormido no hay de que preocuparse, eso es lo que creen. No tiene caso cortar una parte del país, el tigre es capaz de cambiarlo sin derramar sangre, pero sus instintos lo vencen cuando esta despierto, no se ha dado cuenta de que tiene mas poder sin cegarse por la venganza y con sed de sangre.
Gerardjack
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