Lamentablemente, como ciclista uno termina acostumbrándose a la lucha diaria por llegar de manera segura. Aprendes mañas, rutas, prácticas que te hacen mantenerte cada vez más y más seguro. A predecir a los carros y cuando alguien intentará cerrarte el paso, aventarte el carro o el camión. Lo más seguro es que al menosuna vez a la semana un automovilista te gritará, porque cree que no tienes derecho ocupar su calle. ¿En qué momento convertimos la ciudad en un espacio solo para carros? ¿En qué momento satinizamos al ciclista imprudente, o el peatón en todo caso, para que un castigo aceptable por una mala práctica sea la muerte? No me malentiendan, trato de respetar todas las normas de tránsito, ser civilizado y responsable. No se lo digan, pero mi madre tiene algo de razón al decir que no le preocupa lo que yo haga si no lo que hagan los demás. No puedo dejar de pensar en la falta de empatía que tenemos en la calle y como refleja la situación en la que estamos como sociedad. Siempre te encuentras a alguien qué quiere pelear sin razón y los demás apenas nos esforzamos por cumplir. Siempre hay alguien que te mira con desprecio y parece no tolerar otras formas de moverse.
Son las mismas críticas que he escuchado en diferentes lugares, por ejemplo, que la bicicleta es un transporte para alguien de clase baja, que los de clase alta siguen usando carros. Una visión muy retrógrada por cierto. Pensemos que alrededor del 30% de la gente la ciudad se mueve en carro y sin embargo ocupa el 90% del espacio público. Un poco contradictorio ¿no? Veamos a nuestro alrededor, veremos a una o dos personas en cada carro y sin embargo acusan que los carriles bici y las bicicletas quitan el espacio en la calle.
La verdad es que en mi día a día son mucho más los automovilistas sensatos que los agresivos pero no creo que pueda decir lo mismo de los automovilistas empáticos. Y claro que hay malos ciclistas, aunque la diferencia es qué un ciclista impertinente sale tan lastimado como la persona a la que lastima, pero un automovilista impertinente puede lastimar a muchas más personas de forma mucho más grave de lo que a sí mismo. Ejemplos sobran.
La próxima vez que se suban a un carro recuerden que técnicamente estás manejando maquinaria pesada. Recuerda que a tan sólo 30 kilómetros un accidente con un peatón puede ser fatal. Recuerda que salías a jugar a calle y qué ahora no se puede hacer. Recuerda que todos creen que manejan mejor que los que lo rodean, y todos están equivocados. Pregúntate qué de lo que haces, que ni siquiera lo piensas, en realidad pone en peligro a un amigo, a un familiar, a un conocido o hasta un desconocido, que simplemente decidió pedalear. Nunca culpes al ciclista por tener el valor de ser parte de un cambio que todos necesitamos.
Personalmente yo no voy a pedir perdón por elegir no tirar más de $1000 al mes en gasolina cuando pedaleando puedo hacer mis viajes del día a día, y mantenerme sano mientras lo hago. No voy a pedir perdón por ejercer mi derecho de ocupar un carril en la calle donde no haya carril bici. No voy a pedir perdón porque los automóviles son responsables de la mayoría de la contaminación en la ciudad y mueven a menos de la mitad de las personas. No voy a pedir perdón porque mi bicicleta cuesta más que mi carro. No voy a pedir perdón porque si yo chocó con alguien ambos salimos raspados, pero si un carro me choca me mata.
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