sábado, 29 de marzo de 2014

Entre las telas del tiempo (3)

Otra día en que se había despertado tarde, no estaba lista y ya casi era hora de su cita, que suerte era que Cronos le hubiera regalado un pequeño reloj de arena que le permitía acelerar su cuerpo a tal grado que parecía que el tiempo se detenía mientas duraran la arena. Recordaba mucho como le había dado ese regalo al cumplir los 15 años porque siempre estaba tarde en todo y no era una buena imagen para la protegida del padre del tiempo.
<<No lo uses demasiado>>recordaba Yatziri cada que volteaba el reloj <<no es bueno para nadie acelerar tanto su organismo, recuerda que entre los efectos secundarios quedan nauseas, mareos, desorientación, perdida del cabello y apetito. Y su uso prolongado puede causar Parkinson y a veces demencia>> la voz de Cronos estaba en su miente mientras se desplazaba casi a la velocidad de la luz en su cuarto, arreglándose para la ocasión.
Era un evento no muy interesante la celebración de los juegos olímpicos, y como Cronos no quería asistir con el resto de los Dioses decidió enviarla a ella de represéntate, a veces se preguntaba si la inmortalidad era un regalo o solo una manera de que Cronos se escapara de sus responsabilidades. Para cuando callo el último grano de arena Yatziri ya estaba lista. Tenía un atuendo clásico griego con una toga blanca que parecía despedir luz propia, una cola de lado con un cabello largo y castaño, que tenía unos hermosos rizos que le llegaban a media espalda, una diadema de oro completamente dorada con el sello oficial de Cronos. Y un collar azul con perlas que le había dado Titán en una de sus fiestas. El decía que tenían cantos de sirenas que podía protegerte de cualquier mal, a Yatziri solo le gustaba como se le veían.
Después de un último vistazo en el espejo, salió corriendo escaleras abajo donde su transporte le aguardaba. Era un Pegaso adulto de tamaño promedio 1.70 de altura y a las de 80 cm, pero era más imponente cuando se le montaba Yatziri porque ella era pequeña para su edad, media 1.60 su complexión era delgada y esbelta, muchas musas la envidiaban por su belleza y carisma, y sobre su Pegaso Ikim parecía toda una diosa guerrera, como de las antiguas historia de los dioses cuando la tierra era una lucha constante por el dominio de los humanos y no existía en consejo de los 5.
Rápidamente los dos emprendieron el viaje a los juegos y como era de esperarse Ikim llego en unos segundos, no por nada era el Pegaso más veloz de Cronos, y eso era lo que más le gusta a Yatziri. Al llegar vieron que ya había mucho otros Dioses reunidos de las 5 tierras. Por un lado en el anillo amarrillo estaban los dioses del desierto con sus máscaras de animales, algo que siempre se le había hecho muy cómico a Yatziri. En el anillo Verde estaban los dioses de la vida. En el anillo rojo estaban los dioses de la guerra y la desolación, una de las más fuertes alianzas que habían quedado después de la gran guerra. En el anillo negro estaban los dioses de las montañas, luchando como siempre entre ellos. Y en el anillo azul estaban los dioses de los astros  y justo allí era donde se dirigía ella, con una sencilla indicación de la mano Yatziri le indico a Ikim que descendiera al anillo azul. En la sala ya estaban reunidos los otros dos invitados a estos juegos. Nova dios de las estrellas nuevas y Hawk encargado del gran sistema de reciclaje de materia, también conocido como el dio de los agujeros negros. Saludo a ambos rápidamente y se sentó en su lugar mientras el gran maestro daba inicio a los juegos.
<<Bienvenidos sean todos>> escucho Yatziri sin poder identificar exactamente de donde venía la voz <<todos demos una calurosa bienvenida a Dante que este año porta la antorcha>> En ese momento un una gran torbellino de fuego callo desde el cielo y de en medio del torbellino salto una figura envuelta en llamas con forma de un gran zorro, con forme corría y las llama se iban disipando se pudo apreciar que su forma era la de una humano excepto por su larga cola roja que estaba encendida de la punta. En cuanto llego a los escalones un rayo golpeo arriba cerca de la gran antorcha, parecía que a Dante no lo importo y sigo subiendo a toda velocidad por los escalones. Un segundo rayo volvió a golpea y en ese momento toda la audiencia volteo a ver que estaba pasando cerca de la gran antorcha. Para cuando el tercer rayo golpeo ya Dante estaba en el último escalón y en ese último rayo se apareció el gran Maestro, en ese instante Dante se arrodillo y todo quedo en calma.
<<Gracias por traer la llama hasta aquí>> le dijo el gran Maestro a Dante y un que solo lo dijo en un tono bajo, su voz se llegó a escuchar en todo el estadio.
<<Ha sido todo un honor para mí señor>>respondió Dante, entonces la llama salto de la cola de Dante a su mano, se estiro y en instante todos el estadio se encendió en una larga llama azul, algunos se asustaron porque era su primera vez que veían el fuego sagrado. Parecía con vida propia cruzando entre los diferentes lugares, inclusive a través de algunos espectadores. Se decía que el fuego era alimentado por el alma de antiguos guerreros que por su gran valor seguían luchando por brillar entre los hombre.

Yatziri se quedó viendo fijamente como una de las llamas se movía como una ola por el mar, rápidamente subiendo hasta donde estaba ella, y cuando pudo predecir la ruta fue muy tarde la llama ya había pasado por ella. Empezó a sentir un ardor en el pecho, luego en todo su cuerpo y por un instante sintió que estaba rodeada de llamas. Y esa misma sensación estuvo con ella durante todos los juegos…

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